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martes, junio 07, 2011

Dime en qué país vives y te diré lo feliz que eres

Los abundantes estudios sobre la felicidad a menudo utilizan la economía como punto de partida: el PIB y la inflación son las variables utilizadas para explicar las diferencias de satisfacción vital entre los distintos países. Las recesiones y los periodos de auge, así como los distintos subsidios por desempleo, son algunos de los factores que han demostrado influir en la felicidad, un concepto escurridizo y que a menudo se asocia a vivir holgadamente.

Los profesores del IESE Franz H. Heukamp y Miguel A. Ariño querían ir más allá. Así que en lugar de valorar la felicidad, se centran en el bienestar subjetivo y la satisfacción vital, y los analizan a nivel nacional y no individual.

En su estudio también amplían los elementos a tener en cuenta para explicar las diferencias entre países respecto al bienestar subjetivo, considerando no solo factores económicos, sino también sociales y culturales.

A partir de datos del Estudio Mundial de Valores de 1981 a 2004, los autores han confeccionado una muestra que incluye unas 100.000 personas de 64 países distintos.

Heukamp y Ariño someten los datos a dos niveles de análisis para descubrir las características que determinan la satisfacción de los habitantes de un país. El objetivo es tener en cuenta todas las características individuales de las personas para, a partir de aquí, identificar las variables nacionales que hacen que los ciudadanos de un país se sientan satisfechos con sus vidas.

Cinco condicionantes del bienestar

Los hallazgos de los autores, publicados en Social Indicators Research, revelan cinco variables principales que parecen explicar el bienestar subjetivo en un país.

1. Esperanza de vida. A mayor esperanza de vida, mayores son las opciones de bienestar en un país. Por ejemplo, una esperanza de vida adicional de 10 años aumenta la satisfacción vital en casi un punto.

La esperanza de vida está vinculada a la distribución de la renta, la alfabetización, la atención sanitaria, la salubridad y la nutrición. Por tanto, el bienestar subjetivo está indirectamente relacionado con la economía, ya que en él influye el nivel de desarrollo económico de un país. En realidad lo valioso no es la renta en sí, sino sus efectos positivos.

2. Natalidad. En general, a medida que crece el índice de natalidad, también aumenta el bienestar subjetivo de un país. Un aumento de 10 nacimientos por cada 1.000 personas se traduce en un incremento de 0,58 en la satisfacción vital. Curiosamente, en algunos países más pobres en los que la gente tiene más hijos (quizá para garantizar la seguridad económica futura) parece que existe una mayor satisfacción vital.

3. Religión. Los autores analizan las creencias religiosas, clasificando los países según la fe mayoritaria, aunque no todos los ciudadanos la profesen. Ello incluye a cristianos (católicos romanos, protestantes y ortodoxos), musulmanes, así como otras confesiones asociadas principalmente a países asiáticos.

Según los datos obtenidos, vivir en un país musulmán reduce las probabilidades de bienestar, un hecho para el que los autores no tienen una explicación clara. ¿Puede ser que en muchos de estos países, al ser también economías en desarrollo, se impongan las variables de desarrollo económico? ¿Está relacionado con la falta de democracia, lo que explicaría las recientes revueltas populares en el norte de África y Oriente Medio?

Heukamp y Ariño sustituyeron en su modelo “calidad de gobernanza política” y “democracia” por la variable “musulmán”, pero los resultados no fueron concluyentes.

4. Corrupción. Este factor afecta a los resultados de manera significativa. Cuanto menor es la corrupción, mayor es la probabilidad de bienestar, y viceversa. Los factores relacionados con la corrupción incluyen la confianza en los demás y la aceptabilidad del engaño. La corrupción lleva a ineficiencias que lastran el desarrollo económico. Y lo que es peor, altera el tejido social y provoca mucha frustración.

5. Latitud. Los autores también consideran la posición geográfica de un país y concluyen que cuanto más cerca se viva del Ecuador, mayor es el nivel de satisfacción vital. Trasladarse desde el Ecuador hasta Frankfurt, por ejemplo, disminuye la satisfacción vital en un 1,3, lo que corresponde a casi dos puntos de desviación estándar de la variable dependiente.

Sorpresas y recomendaciones

En base a estos factores, los autores clasifican los países en seis grupos.

En el nivel más bajo se halla el grupo formado por Irak, Albania, Bulgaria, Egipto y Zimbabwe, aunque es necesario tener en cuenta que el estudio es previo a los recientes cambios sociopolíticos en Egipto, por ejemplo.

En lo más alto se encuentran los países con mayor bienestar subjetivo. Este grupo incluye a Dinamarca, Suiza y Suecia, aunque, para sorpresa de los autores, también forman parte Colombia y Puerto Rico.

Teniendo en cuenta que la corrupción en estos países latinoamericanos es relativamente alta, los autores consideran que debe de haber otras variables a tener en cuenta que se escapan al alcance de su modelo.

Al final, el estudio ofrece algunos indicadores a la clase política y recomienda lo siguiente para impulsar el bienestar de las naciones:

• Adoptar medidas para reducir la corrupción y estimular la honestidad.
• Apoyar las políticas de ayuda a las familias que favorezcan el bienestar de los niños.
• Invertir en atención sanitaria y promover estilos de vida saludables y otras actividades que incrementen la esperanza de vida.

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