Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

sábado, agosto 13, 2011

Ser constantes sin bajar los brazos

Vivimos el día recibiendo información que en su mayoría no aporta nada positivo a nuestras actividades y sí mucho de negativo. El emprendedor trabaja la mayor parte de las veces en proyectos que volcados a un papel no serían viables, pero en el plano real terminan siendo muchas veces empresas exitosas, que dan mano de obra a mucha gente.

Con el constante "bombardeo" de malas noticias el espíritu emprendedor se atomiza y entra en un "cono de oscuridad". El miedo de emprender, de hacer, de arriesgarse, el miedo a no tener éxito, a fracasar, arriesgar en un solo movimiento lo que tanto esfuerzo costó ahorrar, miedo a que nos pase lo mismo que a fulano, miedo a quebrar como zutano. Contamos en la naturaleza con un ejemplo del cual seguramente sacaremos una importante enseñanza: el árbol bambú chino.

Está estudiado que después de semanas de plantada la semilla de este asombroso árbol de bambú, no muestra vestigios de crecimiento. He incluso no hay crecimiento aparente durante cuatro años y únicamente se puede notar (si uno se fija con mucha atención) un pequeño bulto saliendo de la tierra. Durante esos años, todo el crecimiento se lleva a cabo bajo la tierra en una estructura masiva y fibrosa de raíces que se expanden hacia abajo y a lo ancho del lugar donde fue plantada la semilla.

Pero entonces, en el quinto año, el árbol de bambú chino crece y crece y llega a alcanzar una altura de hasta 25 metros. Muchas acciones de las que estamos acostumbrados a llevar adelante en la empresa e incluso en la vida misma, cumplen un ciclo similar al de este sorprendente árbol. Uno estudia, trabaja e invierte tiempo y esfuerzo, y hace todo lo posible para nutrir el crecimiento de la organización y en ocasiones no ve un resultado inmediato.

Durante semanas, meses o incluso años todo parece quedar casi en el mismo lugar pese a los esfuerzos. Pero si éstos esfuerzos están bien direccionados, si se trabaja a conciencia con una visión y misión claras, con objetivos bien determinados, si se trabaja sistemáticamente, si se mantienen claros los valores de la empresa y éstos se basan en la honestidad y la ética por sobre todas las cosas, ese "quinto año" llegará y realmente nos sorprenderemos de los resultados.

No se si seré demasiado idealista, ingenuo, o voy a contramano de una gran parte del contexto, pero de lo que estoy seguro es de no abandonar 4 valores que me propuse internalizar con el tiempo, que muchas veces cuesta mantenerlos y que suelen verse muy poco en los gestos más simples y cotidianos:

El primer valor es la “humildad”. Es un patrimonio imprescindible. Cuando alguien ostenta ser el dueño de la verdad es aconsejable alejarse de él lo más posible. A muchos en este país se le confunde ser humilde con ser tonto. Falso y falso el que lo dice. La soberbia es uno de los peores males que se pude padecer. El soberbio no piensa, ni tampoco escucha. Ni mucho menos, aprende. Es el que mayor pánico le tiene a la derrota para ver que lección le deja.

El segundo valor consiste en agudizar la capacidad de “Observación”. El empresario o comerciante que viene tendrá que vivir radiografiando a la sociedad. Sólo se podrá ver distinto si se logra anticipar al competidor detectando una tendencia que quién pelea por el mismo objetivo todavía no llegó a descubrir.

El tercer valor es la “Creatividad”. Esto requiere no hacer más de lo mismo. Cruzar la frontera de los terrenos ya conocidos. Investigar nuevas posibilidades. Dar vuelo a nuestra imaginación.

El cuarto valor, el esencial, es el “Coraje”. De nada sirve tener la observación, la humildad y la creatividad si no podemos enfrentar nuestros miedos y canalizarlos hasta transformarlos en coraje. No nos olvidemos: El miedo nos ayuda a estar alerta. La capacidad de estar alertas evita la rigidez de pensamiento haciendo que podamos enfrentar nuestros miedos logrando el coraje y la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier tipo de riesgos. No dejemos que el miedo provoque el efecto contrario: La rigidez, la parálisis. De lo contrario jamás haremos algo diferente que nos movilice, que nos renueve y que nos ayude a correr riesgos y enfrentarlos con éxito.

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