Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

martes, agosto 12, 2014

Liderar la prevención es liderar la excelencia

En la mayoría de las empresas la salud laboral ha tenido durante años una connotación bastante negativa, ya que se asociaba a meras obligaciones legales.

Cuando parece que finalmente hemos iniciado, aunque sea de forma tímida, la ansiada recuperación económica, es bueno analizar lo que ha sucedido en los últimos años, mirando hacia delante, pero aprendiendo de los éxitos y los fracasos de estos durísimos cinco años.

En este período, las inversiones en nuevos equipos han brillado por su ausencia, más bien hay excedentes de capacidad en muchos sectores, la inversión en nuevas tecnologías se ha reducido drásticamente y las restructuraciones de plantilla han incrementado de forma impresionante el número de desempleados, hay empresas que se han quedado por el camino, otras mal que bien han sobrevivido a la crisis y algunas, las mejores, no sólo han sobrevivido sino que han mejorado o afianzado sus posiciones.

Sin ser muy “científico” en el análisis, estoy convencido de que algunas de las características comunes de estas últimas empresas han sido la solvencia financiera, quienes invirtieron con tino y mesura no se han visto estrangulados por la reducción del crédito, o la diversificación de mercados, de modo que las empresas con presencia en países menos afectados por la crisis han podido compensar la caída de la demanda en los mercados más castigados.

Pero lo que seguro que ha sido determinante para superar con éxito la travesía del desierto son las personas. Todos los que forman parte de la organización, desde el presidente hasta el trabajador con la menor responsabilidad, han sabido dar lo mejor de sí para superar una situación mayoritariamente adversa.

En AUDELCO hemos tenido la oportunidad de trabajar desde hace muchos años, tanto en las épocas de bonanza como durante la crisis, con empresas de todos los sectores productivos y de muy diversos países, lo que nos ha proporcionado una visión privilegiada de estas organizaciones. Trabajar con una organización “desde dentro” permite conocer lo que de verdad les importa, comprobando por sus actuaciones lo que hacen para lograrlo.

Puesto que nuestro campo de actuación es la prevención de riesgos laborales, o la seguridad y salud laboral o como prefiramos llamarlo, me centraré en este aspecto de las empresas y sus dirigentes y trabajadores.

En primer lugar debo decir que todavía no me he encontrado con ningún directivo al que no le importe la salud de los trabajadores de su empresa, y estoy seguro de que no lo veré. Otra cosa es la manera en la que las empresas abordan la gestión de este aspecto, a mi juicio crítico.

En la mayoría de las empresas de nuestro país la salud laboral ha tenido durante muchos años una connotación bastante negativa, ya que se asociaba a meras obligaciones legales, papeles, los “sindicatos” o a accidentes de trabajo: graves o mortales, cuando como muy bien sabemos, es mucho más.

Sin embargo durante estos años hemos asistido a una evolución muy positiva en cuanto a la relevancia de la seguridad y salud laboral en las organizaciones; son muchos los directores de RRHH que ya tratan con naturalidad estos temas y en los Comités de Dirección de las empresas más importantes es materia habitual.

Con la implicación de la Alta Dirección se ha dado un paso determinante para impulsar la gestión preventiva en la empresa, pero la crisis ha podido en algunos casos ralentizar la transmisión de estos compromisos al conjunto de la organización, especialmente en las áreas más operativas, y junto con las dificultades derivadas de tener que hacer lo mismo o más con menos, se han relajado algunos comportamientos, dando con ello lugar en algunos casos a accidentes y, en otros, a un estancamiento en la mejora, incompatible con la mejora continua que exige la excelencia en la gestión.

Como decía anteriormente, creo que se ha dado un gran paso en la concienciación de la Alta Dirección en materia de seguridad y salud laboral, lo que no tengo tan claro es que haya calado en la organización con la fuerza que requiere para pasar a ser una parte esencial de la cultura corporativa. Dice nuestro sabio refranero que “del dicho al hecho hay un gran trecho” y en nuestro ámbito ese trecho es en ocasiones el que separa al trabajador de sufrir un daño en su salud y a la empresa de optimizar sus procesos productivos.

¿Estamos absolutamente convencidos de que la mejor forma de trabajar es sin accidentes? ¿Podemos llegar a CERO accidentes? ¿Hacemos TODO lo que se puede hacer para lograrlo?

Si decimos que esto es muy importante, pero luego no lo incluimos en los objetivos anuales, o no lo exteriorizamos en las visitas de campo a las fábricas, cuestionamos la conveniencia de abordar determinadas mejoras en las instalaciones o, muy importante, no formamos adecuadamente a nuestros cuadros para que entiendan, apliquen y requieran que la mejor forma de hacer las cosas es con seguridad, estaremos desaprovechando ese margen que distingue a los buenos de los mejores, estaremos alejándonos de la excelencia en la gestión. Y esa diferencia se puede ver y palpar en una empresa excelente, yo lo he visto.

Gestionar con el mismo interés la prevención de riesgos laborales que las ventas, el marketing o las finanzas, y hacerlo bien, es muy rentable y muy saludable, así que desde estas líneas animo a todos a involucrarse en este proceso de gestión, creando el contexto (objetivos, recursos, formación, controles activos y reactivos, auditorías…) y dando el ejemplo necesario para la excelencia... Verán que no es tan árido y si muy rentable. 

Alfonso Masoliver Macaya, director general de AUDELCO

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